Salmo 30, 32; Esdras 4:7, 11-24; Filemón 1-25; Mateo 12:33-42
Hay un pequeño juego de palabras en Filemón. A lo largo de su historia, el griego ha sufrido una serie de "cambios vocálicos": los sonidos cambian en la boca de las personas, pero permanecen igual en la escritura. Así, por ejemplo, el griego clásico tiene dos letras "e" y dos "o", pero en el griego moderno esas cuatro letras sólo emiten tres sonidos entre ellas, uno de los cuales no es definitivamente el mismo que hace 2000 años. Los angloparlantes deberían entender esto: nuestro idioma está lleno de "gh" y "wr" mudas que no necesitan estar ahí hoy, pero que una vez tuvieron sonidos completos propios.
Así, en Filemón, cuando Pablo dice que Onésimo, el esclavo fugitivo del que se ha hecho amigo, era antes inútil pero ahora es útil, está haciendo un juego de palabras con el nombre del tipo (onesimus significa útil). Pero utiliza una palabra diferente a "onesimus". La palabra que usa aquí es "xryston". Antes era a-xryston (inútil) pero ahora es eu-xryston (útil). Y aquí es donde está el juego de palabras: esa vocal "y", en algún momento de la época de Pablo, empezó a deslizarse hacia el mismo sonido que la vocal "i". Quita la "y", pon una "i", y tienes "no cristiano" y "buen cristiano". Onésimo no es sólo un fugitivo: es un creyente recién nacido. Si hoy fueras a una iglesia griega y leyeran esto, así les sonaría a todos en la sala. Y qué gran pensamiento es: que al encontrar la libertad de la esclavitud, Onésimo también ha encontrado a Jesús, y ahora está dispuesto a servir a Pablo, o a Filemón, o a quien sea que Cristo le indique. No como un esclavo, sino como un sirviente, un hermano, un compañero creyente
