Salmo 101, 109; 2 Samuel 14:21-33; Hechos 21:15-26; Marcos 10:17-31
¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna? Más". La respuesta es siempre: "Más".
El joven gobernante rico que hace las preguntas piensa que de alguna manera puede obligar a Dios a estar en su equipo si sólo. Si sólo hago bien los rituales, digo mis oraciones lo suficiente, evito una lista de pecados, conozco la verdad secreta, construyo una nueva ala de escuela dominical para el Templo. Dios tendrá que estar en deuda conmigo. ¿Verdad? Pero amigos, no es así como funciona. La gracia de Dios es un regalo, no una deuda. No se puede ganar. Y por eso, cuando la pregunta es, '¿qué debo hacer?', la respuesta siempre será 'más'.
¿Suena teórico? No lo es. Es lo mismo que "¿qué debo hacer para ser amado por", o "aceptado por", o "aprobado por", o "comprendido por X"? Esas cosas, amigos, son regalos que se dan, no deudas que se deben. ¿Qué debo hacer para estar en paz? Regalos. Mucho de lo que queremos como humanos es simplemente un regalo, que se nos ofrece todo el tiempo y que rara vez tomamos porque estamos ocupados tratando de hacer que nos corresponda en lugar de decir "gracias" y desenvolverlo.
Esta mañana voy a una biopsia, una gran, gran biopsia. Los resultados dictarán alguna parte de mi día para cada día de los próximos años grandes. Y sé que no puedo cambiar los resultados, sólo aceptarlos. Puedo dejar que eso me corroa o aceptarlo, antes o después de recibirlos. Si son noticias inesperadas, no he hecho nada para ganarlas, es un regalo que hay que agradecer. Si son sombrías y funestas, no puedo cambiarlas (puedo idear un plan de tratamiento, por supuesto; no soy fatalista), pero puedo encontrar paz y alegría en los días que tengo. Porque amigos, me gusten o no las noticias, cada día es un regalo, cada relación es un regalo, la paz interior es un regalo, y si me esfuerzo por ganármelo, no lo estoy aceptando en sus propios términos. ¿Qué debo hacer? Debo decir "gracias" y dejar de intentar ganarme el amor incondicional, la vida incondicional, la alegría incondicional.
